
Dos tercios de la piel están conformados por agua, y constantemente la piel se rehidrata, pero el problema sucede cuando la dermis sufre de falta de agua para nutrirse por sí sola. Y es que tanto el paso del tiempo como los agentes externos que diariamente contaminan la piel, hacen que pierda su capacidad de retener el agua que necesita, provocando una progresiva pérdida de agua que la vuelven más frágil, opaca, áspera al tacto, irritante y poco elástica. Por ello, es muy importante que le demos una mano a nuestro cuerpo y nos mantengamos bien hidratadas.
Para hidratar la piel adecuadamente, podemos recurrir a dos métodos distintos: hidratación interna e hidratación externa. Para procurar la hidratación de nuestra piel de forma interna debemos llevar una dieta saludable y muy equilibrada que nos aporte vitaminas y nutrientes, así como beber 8 vasos de agua al día o lo equivalente a 2 litros de agua. Pero cuando se trata de la hidratación externa debemos hacer uso de cremas y productos faciales hidratantes que aportarán a nuestra piel las propiedades necesarias para mantenerla joven e hidratada. Los beneficios de las cremas hidratantes son: