Los labios son uno de los principales rasgos que definen nuestro rostro, por lo que cualquier alteración en su aspecto llama la atención inmediatamente. Mantenerlos saludables y cuidados es importante para nuestra imagen y la impresión que queremos transmitir a los demás.
Los labios están formados por músculos prominentes y flexibles recubiertos de piel por el exterior y por el interior por una mucosa. Cuando reciben un golpe sangran profusamente, pues la piel que los cubre es extremadamente fina. Además, esta zona tiene una gran irrigación sanguínea, que es la que les otorga el color rosado, más o menos claro u oscuro dependiendo del tipo de piel y de la raza.
Los diferentes problemas de salud que afectan a los labios pueden estar provocados por unos malos hábitos (tabaco, problemas con la dentadura postiza), o aparecer como consecuencia de carencias nutricionales, infecciones por virus y estados de estrés. Los más frecuentes son herpes labial, aftas, boqueras, grietas y palidez. Sin embargo, la preocupación más común en los labios suele ser la resequedad de los mismos, por lo que es importante mantenerlos humectados y bien protegidos, recordando que la piel que los recubre es muy fina.