La piel sensible es cada vez más habitual. Según los expertos, al igual que se han incrementado las alergias alimentarias, también ha habido un repunte de la hipersensibilidad en la piel. Una piel sensible e intolerante reacciona más que una piel normal, es decir, es hiperreactiva. Presenta una respuesta exacerbada frente a deteminados productos o situaciones, su umbral de sensibilidad está disminuido, y las terminaciones nerviosas a nivel de la piel son más sensibles. Todo ello da lugar a que tenga manifestaciones de diferentes tipos, como sensaciones de cosquilleo, calor (quemazón), hormigueo y picor (aunque esto es poco frecuente), rojeces, o descamación.

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